Pero entonces, si somos conscientes de que el coronavirus tardará todavía mucho en irse, lo que debemos hacer es saber que siempre puede existir un riesgo de contagiarnos: incluso si ya nos enfermamos antes, incluso si estamos vacunados.
Lo que debemos hacer es todo lo posible para disminuir el riesgo de que eso pase. Más aún ahora que sabemos del surgimiento de una nueva variante de preocupación que se detectó en Sudáfrica.
Aquí te compartimos X estrategias basadas en la ciencia para que disminuyas de forma efectiva el contagio cuando asistas a lugares donde convives con otras personas: la escuela y el trabajo principalmente, pero también puede ser en lugares como un cine o el transporte público.
Mascarillas bien ajustadas y cómodas
Tardamos un poco en identificar por completo que el SARS-CoV-2, se respira, que su principal vía de contagio es por el aire.
Así, muy al inicio de la pandemia se discutía la efectividad de las mascarillas, cubrebocas, barbijos o como quieras llamarlas. Pero ya no estamos en ese punto.
Las mascarillas son una de las barreras más efectivas para disminuir tu riesgo de contagio de COVID-19.
Pero recuerda que son mucho más efectivas si te las colocas correctamente: cubriendo desde la nariz hasta la barbilla. Además deben estar bien ajustadas a tu cara, sin que haya huecos arriba de la nariz o en las mejillas.
Y como las usarás por ratos largos, para ir a la escuela o la oficina, elige aquellas que no te resulten incómodas: así evitarás quitártelas, lo que aumenta tu riesgo de contagio.
Ventilar los espacios cerrados
Que el coronavirus esté en el aire no quiere decir que circula en el viento de las ciudades: quiere decir que puede permanecer en el aire de una habitación cerrada, si es que alguna persona contagiada está ahí un rato.
Al respirar exhalamos dióxido de carbono, pero con ese gas que sale de nuestro tracto respiratorio también van microorganismos que tengamos por ahí, incluido el SARS-CoV-2.
Por eso los lugares cerrados como aulas, oficinas o un bus con las ventanas cerradas, son sitios en los que aumenta el riesgo de contagio: si alguna persona que está ahí tiene COVID-19, exhalará virus al aire, que otras personas terminarán respirando.
Así que debemos usar la ventilación cruzada siempre que sea posible: abrir puertas y ventanas. Eso hace que el aire circule y los virus no se queden “estancados”.
Usar filtros purificadores de aire
A veces la ventilación no es suficiente o ni siquiera es posible. En esos casos se recomienda usar filtros purificadores de aire. Estos actúan reteniendo las partículas y microorganismos que estén suspendidos en un área cerrada.
Para que sean efectivos, deben ser filtros de alta eficiencia, como los llamados HEPA (High Efficiency Particulate Air).
Realizarte pruebas de COVID-19
Si asistes cotidianamente a la escuela o la oficina, o incluso simplemente si ya has retomado la costumbre de salir a cenar con amigos o vas al cine, es una buena idea que te realices pruebas de COVID-19.
No importa si no tienes síntomas, ni conoces algún caso cercano: las pruebas son una forma efectiva de identificar infecciones asintomáticas o en sus primeras etapas y eso sin duda contribuye a detener la expansión de los contagios.
Vacunarte
Sabemos que las vacunas no protegen por completo contra la infección, pero si estás vacunado tienes menos riesgo de contagiarte. Pero si sumas esto a las demás medidas de prevención te proteges mucho más y además contribuyes a protegernos a todos.
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